miércoles, 15 de agosto de 2012

Miguel Hernández - El último rincón

...Corazón que entre dos piedras
ansiosas de machacarte,
de tanto querer te ahogas
como un mar entre dos mares.
De tanto querer me ahogo,
y no me es posible ahogarme...

Fragmento de 'El último rincón', Miguel Hernández
'Miguel Hernández, Me sobra corazón, Café Diario, Valencia de Don Juan, 29 de diciembre de 2010'
Buenas noches.

Gracias por acompañarnos una noche más, como algunos ya habéis hecho en Villademor de la Vega, en Matadeón de los Oteros, en Urdiales y en Santa María del Páramo, en León, en La Robla, en Matallana de Valmadrigal o en la reunión provincial de la Asociación Española Contra el Cáncer.

Durante este año, alertados por Goytisolo, hemos intentado poner nuestro granito de arena para que la historia de Miguel Hernández sea un poco menos desconocida. En tanto que españoles creemos que modestamente hemos cumplido, con el pretexto del centenario de su nacimiento, con los deberes que nos animó a hacer Pablo Neruda: arrojar luz sobre la ensombrecida figura del arcángel de cabras y poeta del pueblo.

Nuestro único objetivo ha sido aventar los versos del poeta de Orihuela que el franquismo pretendió encerrar en la misma cárcel donde acabaron con él a los treinta y dos años. ¡De cuánto teatro y de cuánta poesía nos privó el golpe de Estado, la Guerra Civil y la represión posterior! Por eso tenemos el deber moral de devolverlo a los trigos y a los ruiseñores; a sus amigos y hermanos; en definitiva, a nosotros mismos, a los españoles.

Miguel no fue un poeta más. Cuando los sublevados golpearon a la República, al orden constitucional vigente en definitiva, y parte del pueblo -de cuyas entrañas surgió Miguel-, en el que tanto confiaba y al que tanto cantó, se rebeló y quiso vedar el territorio a los reaccionarios y sus aliados extranjeros. Miguel, que pudo como tantos otros escribir cómodamente versos en un cálido despacho de la retaguardia, optó por ir como un ciudadano comprometido más al frente de batalla, fraternizando con quienes sufrían los bombardeos nazis en Guernica o quienes pagaban con sangre la derrota de los fascistas italianos en Guadalajara. ¡Qué bonito fue!: el poeta del pueblo junto al pueblo defendiendo al pueblo.

La triste historia de la derrota de la democracia, el triunfo del autoritarismo y la instauración del terror, ya la conocemos. Manuel Rivas, en su magistral novela Los libros arden mal, explicaba en qué consiste una guerra: en que te quedes solo con un tomo de una enciclopedia y no puedas encontrar a sus hermanos. A veces soñamos que la biblioteca aún estuvo unos años más abierta y que nuestro hermano Miguel siguió amando, luchando, escribiendo, pero un sencillo ejercicio de memoria nos devuelve a la historia más dramática de nuestra Madre: España.

Gracias y hasta siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario